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LOS MINELARES EN LA ALIMENTACIÓN


El calcio, fósforo, magnesio, hierro, zinc, cobre, potasio, sodio, manganeso, cloro, azufre, flúor, selenio, entre otros, son sustancias que forman parte del grupo de los minerales, que compone el 4% del cuerpo humano y que son fundamentales para el buen funcionamiento del organismo.

Aunque se producen en pequeñas cantidades en el organismo, los minerales ejercen diversas actividades imprescindibles. Son esenciales para el mantenimiento de los tejidos del cuerpo humano, como por ejemplo el sistema musculoesquelético; compone diversos sistemas enzimáticos, que garantizan las funciones vitales, como la digestión, la absorción y la detoxificación hepática; además del mantenimiento del sistema nervioso central. En fin, son importantes para todo el funcionamiento del organismo. Los minerales son nutrientes que se pueden encontrar en todo el espectro de la dieta, aunque predominan en el reino vegetal. En general, la nutrición mineral ideal requiere 16 minerales, de los cuales siete son necesarios en cantidades un poco más grandes, denominados macrominerales, como el calcio, el magnesio, el sodio, el potasio y el fósforo, y nueve en cantidades mínimas, denominadas microminerales, como Hierro, cobre, yodo, manganeso, cinc, molibdeno, cromo, selenio y flúor.

Los minerales son elementos inorgánicos (generalmente un metal), combinados con algún otro grupo de elementos químicos, como por ejemplo, óxido, carbonato, sulfato, fósforo, etc. Sin embargo, en el organismo, los minerales no se combinan de esta forma, pero de un modo más complejo, es decir, están quelados, lo que significa que se combinan con otros constituyentes orgánicos, como las enzimas, las hormonas, las proteínas y, principalmente, los aminoácidos.

Los alimentos naturales son las principales fuentes de minerales para el organismo, tanto los de origen vegetal como animal. En estos alimentos, el mineral se presenta en la forma de un complejo orgánico natural que ya puede ser utilizado por el organismo. Sin embargo, los alimentos no siempre son suficientes en calidad y cantidad para satisfacer la necesidad del organismo y, en ese caso, es necesario recurrir a los suplementos minerales.

La quelación se define como el proceso donde el mineral está envuelto por los aminoácidos, formando una especie de esfera con el mineral en el centro, evitando que reaccione con otras sustancias. Es un proceso natural, por el cual los elementos inorgánicos minerales se transforman en formas orgánicas que pueden ser perfectamente absorbidas por las vellosidades intestinales, pasando de ese modo al torrente sanguíneo. En esta forma, se absorben minerales como hierro, calcio, magnesio, etc., es decir, unidos a aminoácidos procedentes de la digestión de la proteína. Las investigaciones demuestran que la absorción de los quelados de aminoácidos y minerales es muy superior a cualquier otro tipo de suplemento mineral.

Los minerales no son sintetizados por organismos vivos, de ahí la necesidad de consumir alimentos que son la fuente de ellos, como legumbres, frutas, verduras y leguminosas. La carne roja también es una gran fuente de hierro.

El calcio y el hierro son los dos participantes más famosos del grupo de las sales minerales. El cuerpo humano se compone de 4% a 5% de minerales, siendo que el calcio responde por la mitad de ese valor. El hierro está involucrado en diversas actividades importantes para el organismo, entre ellas, el transporte de oxígeno a todas las células. Pero esta doble no quita el mérito de los demás minerales, que son igualmente indispensables para mantener la buena salud.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) reconoce el papel de 18 minerales, entre ellos el zinc, el calcio, el hierro, el magnesio, el yodo, el selenio y otros, como fundamentales para el buen funcionamiento del organismo.

Además de los citados arriba, existen otros minerales, cuyos beneficios se descubrieron recientemente. Entre ellos, están el boro, que comenzó a atraer la atención debido a un estudio reciente que indica sus posibles beneficios en la prevención de la osteoporosis post menopáusica; el azufre, que es el elemento del artritismo bajo todas las formas, es decir, asmas, erupciones, cefaleas y reumatismos, siendo indicado en las manifestaciones dermatológicas, como acné, eccema y urticaria, en las manifestaciones alérgicas, tales como urticaria, rinitis alérgica, el asma bronquial, las alergias alimentarias, en las manifestaciones reumáticas de naturaleza inflamatoria, degenerativa y dismetabólica, en las infecciones recidivas a nivel ORL (otorrinolaringológico), respiratorio, urinario, y en la cefalea vasomotriz y músculo tensora; el molibdeno, que forma parte de los "nuevos" oligoelementos y participa de varias reacciones en el organismo; El silicio, un oligoelemento esencial, cuya acción fisiológica es fundamental, si se revela necesario para la formación de huesos, cartílagos y tejido conectivo; y el vanadio, que también forma parte de los "nuevos" oligoelementos y desempeña papel en el crecimiento, la fertilidad, la psicosis maníaco depresiva y en las caries dentales, además de experimentalmente demostrar acción sobre la contracción de las fibras musculares cardíacas, sobre la función de bomba de sodio, y del metabolismo de los glúcidos y de los lípidos, así como relación con la actividad cerebral, el crecimiento y la reproducción.

La fortificación de alimentos ha sido utilizada para corregir la manifestación de deficiencia y asegurar que la ingestión de vitaminas y minerales alcance los niveles recomendados.

Uno de los minerales más utilizados en la fortificación de alimentos es el calcio. Debido a la relación entre deficiencia de calcio y osteoporosis, la suplementación de este macromineral ha sido utilizado en mujeres adultas para minimizar las perdidas óseas asociadas a la edad y al desarrollo de la osteoporosis. De la misma forma, los productos alimenticios han sido fortificados con calcio, especialmente leche y productos lácteos.

Otro mineral que se ha destacado en la fortificación de alimentos es el hierro, principalmente relacionado con la anemia, la más común deficiencia nutricional en el mundo. Las medidas preventivas y curativas se basan en la administración de sales de hierro como suplemento medicamentoso y/o fortificación de alimentos con hierro. Sin embargo, esta práctica puede exacerbar la deficiencia de otros nutrientes, como el cinc.

Los minerales son elementos inorgánicos ampliamente distribuidos en la naturaleza y que en el organismo desempeñan una variedad expresiva de funciones metabólicas, que incluyen activación, regulación, transmisión y control.

Una mejor cuantificación de estos elementos en alimentos y fluidos biológicos, así como el conocimiento de los mecanismos a través de los cuales ejercen sus funciones en el organismo, sólo fueron posibles a través del desarrollo de técnicas más sensibles y precisas que ocurrieron a partir de la década de los 70.

Recientemente, con los estudios sobre biodisponibilidad, se ha sabido que el metabolismo de los minerales no puede ser considerado de manera aislada. Los factores fisiológicos y nutricionales pueden interferir en la absorción, el transporte y el almacenamiento, con un aumento posterior de la susceptibilidad a la deficiencia o toxicidad.

Uno de los factores que interfieren en la biodisponibilidad de los minerales se refiere a las interacciones que ocurren entre los mismos, las cuales pueden ocurrir de forma directa o indirecta. Las interacciones directas son generalmente fenómenos competitivos que ocurren durante la absorción intestinal o el uso del tejido, mientras que las indirectas ocurren cuando un mineral está involucrado en el metabolismo del otro, de modo que la deficiencia de un acarrea en perjuicio de la función del otro.

Aunque el conocimiento sigue siendo limitado, algunas interacciones parecen estar bien establecidas y, bajo ciertas circunstancias, pueden tener implicaciones profundas en la salud humana.

Como estrategias de combate a algunas deficiencias nutricionales se incluye la fortificación de alimentos con minerales, e incluso el uso de suplementación, en poblaciones de riesgo. Las posibles interacciones entre estos micronutrientes deben ser consideradas a fin de no comprometer el estado de salud con respecto a otro mineral.




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